Buscando a Finnegan (4) : Garry

Buscando a Finnegan (4): Garry

La charla continuaba fluidamente. Garry estaba en la mitad de algunos relatos de viejos pueblos aislados del mundo, las “aldeas tipo”, lugares donde solo podían habitar gente con el mismo tipo elemental hace cientos de años, bastante comunes en distintos lugares de su mundo, cuando notó que el cielo se oscurecía por las nubes.

-¿Es eso normal?-Preguntó escrutando las formaciones oscuras, no sabía nada de navegación, pero no le parecían ser un buen indicio. El capitán soltó una profunda carcajada, confiado.

-Quita esa cara de asustado, tipo fuego. Es solo el viento que cambio de curso.

Garry no pudo evitar fruncir los labios, le seguía dando mala espina. Pero su sexto sentido nunca fue el mejor, a pesar de ser un fantasma, así que confió en las palabras del capitán.

En unos escasos minutos, que pasaron irónicamente rápidos para el Litwick, las olas se volvieron voraces y golpeaban al pequeño barco con furia. Garry estaba aferrado a una caja llena de latas de comida deshidratada como un Meowth, los dedos le temblaban de lo fuerte que se sostenía.

El capitán lo veía y reía mostrando toda su dentadura. Movía el timón como un niño con un manubrio de plástico detrás del asiento de sus padres.

Se está riendo de mí… Pensó, cuando un portazo le hico dar un brinco. Sabía que se aproximaba un aura perturbada aun antes de ver la cara de Madison, la mujer avanzaba con paso monstruoso y estaba completamente empapada. Aún así su semblante no mostraba enojo, continuaba serio. Quizás eso fue lo que más preocupó a Garry.

-No voy a interrumpirlo.-Dijo con voz neutra.- Pero afuera es un desastre y mis alumnos intentan soportar el agua lo mejor que pueden. Seré directa: ¿Este…barco puede resistir mareas así?

-Calma, calma, Vaporeon. Que estaba en nada más y anda menos que en altamar cuando comenzaron los temblores, una ola casi tan grande como un Gyaradous intentó volcar esta belleza pero…-Le dio un par de palmaditas al timón, como si quisiera demostrarle la resistencia de la nave con eso.- No le pasó nada. Además, estos cambios de clima no duran mucho.

Una nueva sacudida, Madison calló sentada al piso y si no fuera por el timón el capitán también hubiera resbalado, Garry continuaba adherido a su caja con latas. Pudo ver perfectamente como los labios de la maestra se movían sin emitir ruido, comiéndose algunas maldiciones. Se levantó lo más dignamente que pudo.

-Tú, el de Winstone.

-…Garry.-Le informó con cuidado.

-Sé quién eres, Garry. El chico que ah pedido más libros de la biblioteca en un mes que los profesores en tres años. Sal con tus compañeros y danos una mano. Por qué hay cosas que no están atadas y el barco se mueve mucho, además, se inunda la popa.-Subió el tono de la voz al decir esto último. El capitán parecía muy distraído mirando las nubes como para hacerle caso.

-Me gustaría salir pero.-Señaló su flama, el rostro ojeroso del chico casi parecía la culpa encarnada.- Si esto se apaga, caeré inconsciente unos minutos. No puedo ayudar…lo siento.

-Todo un Charmander…-Suspiró y otra sacudida los remeció, esta vez la profesora logró sujetarse de la pared más cercana.- Iré a ver como siguen los demás…

Se retiró azotando la puerta tras de sí. El capitán soltó un largo silbido.

-Que mujer; me recuerda a mi suegra. Mira el lado bueno, chico, puedes quedarte a cuidar la comida.

-Eso no es muy alentador…

-Oye ¿es cierto lo de tu flama?-Preguntó observando el mover de las olas.- Por qué si es así será mejor que te alejes de esa ventana y rápido.

Garry arqueó una ceja y  miró la pared a su lado, con todo el tambaleo se había movido varios metros de su posición inicial, una ventana con un agujero estaba arriba de él, no lo había notado por que el sonido de las olas no le permitía escuchar el viento. También, en parte, por qué toda su concentración de los últimos minutos estaba centrada solo en no soltar la caja.

Una ola rompió con fuerza y lo último que recuerda Garry es un sonido de cristales trisándose y un chorro de agua helada empapándolo. Despertó un cuarto de hora después recostado en una de las rígidas literas del barco. Horo, la Horsea de Winstone lo vigilaba. Una sonrisa muy amplia se formó en el rostro de la chica de cabellos azules cuando su compañero abrió su único ojo visible.

-¡Así que Jon tenía razón! En verdad te desmayas con el agua y cuando despiertas vuelve a aparecer la llamita.

-Horo…-Murmuró, la estridente voz de la chiquilla le golpeteaba los oídos como martillos. Pero no quiso arruinarle su alegría así que sonrió ligeramente.- Gracias por cuidarme.

-¡No es nada! Para eso son los compañeros. Además, no podíamos dejarte sobre las latas de Magikarp.

Garry se revolvió el cabello húmedo y notó que el barco ya no se balanceaba.

-¿Ya terminó la tormenta?-Horo asintió sonriente.

-No duró mucho, así es el mar, impredecible.

-Pues me pareció que por un momento el capitán pudo leer las olas…-Murmuró mirando la nada. Horo ladeo la cabeza asía un lado, no conocía mucho a Garry, pero ya sabía que a veces el chico pensaba en voz alta. La Horsea dio dos pasos hacia atrás estirándose.

-El barco ya está por llegar, te veo afuera con los otros.- Le hizo un gesto con la mano y desapareció de la vista del Litwick. Garry se sintió tentado a caer rendido sobre la cama nuevamente, pero se levantó.

Al salir encontró a sus compañeros aglomerados cerca de la salida del barco, mirando como el muelle de la isla se acercaba cada vez más y más. Fue con ellos, igual de impaciente. Cuando atracó el barco se despidió del capitán y fue feliz de tocar tierra, esperaba no tener que volver al mar en mucho tiempo. Si podía ser por siempre, sería el Litwick más dichoso del mundo.

Madison los guió por todo el pueblo hasta el patio donde se encontraron con los demás equipos. Garry quería descansar, pero su día aún no acababa; aun tenía que recuperar todos los libros que había encargado con sus compañeros. Le suplicó a Giratina por qué estos no se hubieran estropeado, eran de la biblioteca después de todo.